Muy a pesar de las reiteradas afirmaciones de libros como El Secreto, el credo que insiste en que deseo y fe son más eficientes que trabajo y entendimiento para transformar la realidad no ha sido encubierto; por el contrario, tiene numerosos antecedentes públicos. Al menos en el siglo veinte, Napoleon Hill y quién sabe cuántos otros autores de autoayudas divulgaron la tal doctrina. Puede ser que el notable éxito de estas proclamas dependa de que el lector -o espectador- sienta familiaridad con ellas a pesar de presentarse como revelaciones, de modo que el atractivo de la conjunción prohibido-familiar sea fulminante. Como Caballos de Troya mentales, recibidos en la infancia y minando, pudieran funcionar algunos materiales como los que se incluyen aquí, propiedad de los estudios Disney y Televisa (aviso: material repetitivo hasta la persistencia). Bi bi di Ba bi di Bu (Extracto de la película Cenicienta, producida por los estudios Disney) Churin Churin Fun Flais (Extracto de un capítu...
¡Cuánto dicho parece joya al instante y espanta tras la reflexión...! ¿Qué implican esas dulces creencias?