Pongo a consideración de la comunidad una definición de 'verdad' que, considero, puede ser suficientemente parsimoniosa y operativa:
Verdad es una expresión que unifica de manera coherente un conjunto de expresiones, cada una de las cuales puede entenderse como la descripción de una experiencia.
Se puede decir que la definición que ofrezco tiene un enfoque constructivista, dado que alude a una colectividad de experiencias. No la planteo como antagonista de expresión alguna, sino más bien contenedora de expresiones, y por lo tanto no requiere ni incorpora explícitamente el término 'mentira'. Se trata además de un concepto fractal, puesto que lo verdadero es, desde esta perspectiva, aquella expresión coherentemente poblada de expresiones que en sí misma es susceptible de ser contenida por una verdad de orden superior, es decir, por una verdad capaz de contenerle congruentemente junto a otras verdades. Lo falso sería, entonces, una expresión que conjuga de manera deficiente varias expresiones.
Esta definición se apoya también en los significados etimológicos de 'verdad' y 'mentira'. La raíz protoindoeuropea *weros- originó el vocablo latino verus ('verdad'), el eslavo antiguo vera ('fé') y el inglés very (usado como intensivo y equivalente a 'muy, en extremo'), lo cual sugiere que al término 'verdad' subyace la confianza que produce la experiencia reiterada. El vocablo 'mentira', por otra parte, comparte raíz etimológica con otros vocablos como 'mente' y 'mencionar', lo que puede entenderse como indicio de que en esencia el concepto 'mentira' es compatible con 'interpretación y expresión que la mente hace a partir de una experiencia', y no necesariamente se contrapone a 'verdad'. Acaso también sea útil considerar también que 'falso' tiene el mismo origen que 'fallar', por tanto, se puede decir que una expresión falsa es de cierto modo una interpretación y/o una mención deficiente.
Propongo como ejemplo el caso en el que una niña le dice a su padre que “ha volado montando una mariposa”. En el marco de referencia del padre, es decir, ante las reiteradas experiencias que un adulto tiene en relación con mariposas, vuelo y niños, suelen ser ya verdaderas las expresiones “las mariposas son pequeñas y generan fuerzas pequeñas”, “para volar se requiere una fuerza proporcional al peso que se eleva”, “una niña pesa muchísimo más que una mariposa” y “los niños tienen una gran capacidad de componer situaciones imaginarias”. Por lo tanto, el padre puede concebir una verdad que unifica la expresión de su hija con otras expresiones que han probado ser eficientes, y mencionar “mi hija ha imaginado que vuela montando una mariposa”. Esta expresión es producto de una mente que ha interpretado de manera coherente un conjunto de experiencias sin excluir o descalificar usando el término 'mentiras' las expresiones de sus semejantes.
Una consecuencia de este modelo de 'verdad' es que las verdades de orden superior requieren para su construcción un número de experiencias mayor que las verdades que las conforman, de modo que una mente que disponga de un vasto bagaje de información estructurada de forma coherente podrá interpretar las nuevas experiencias de forma también coherente. Otra consecuencia del modelo, quizá de mayor peso, es que no reconoce ni admite diferencias entre verdades reales (epistemológicas) y nominales (ontológicas), dado que define 'verdad' en función precisamente de un conjunto de expresiones y experiencias; luego no hay verdad alguna que prescinda de una mente que la elabore.
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