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Gritar no basta

Desde el fondo de los tiempos una intuición respecto de la mujer pervive tanto en la argumentación moderna como en los lenguajes de que se vale; el pasado acecha.
En la era de la telecomunicación masiva circulan profusamente por los buzones y sitios electrónicos tesis tales como (ejemplos tomados de un correo electrónico):
  1. En castellano se debe emplear el plural masculino cuando la diversidad a la que se hace referencia incluya individuos de ambos sexos, y es innecesario e incorrecto desglosarlo cuando los términos masculino y femenino sean iguales, como ocurre con "mexicanos y mexicanas" o con "chiquillos y chiquillas".
  2. Aunque sea una mujer quien asume una presidencia, es académicamente inadmisible emplear el término "presidenta" en sustitución de "presidente", tomando en cuenta que ente es a la vez el participio activo del verbo ser y sufijo de otros verbos para denotar el ejercicio de la acción; en el caso de presidir, la persona que ejerce es denominada presidente.
Tales argumentaciones suelen acometerse entre gritos (uso excesivo de mayúsculas) y con un tono arrogante a pesar de ser ellas mismas pródigas en errores de redacción, y de carecer por completo de referencias.

La primera de las tesis no aporta razón alguna (más alla del ambiguo criterio referente a la semejanza de las palabras) para considerar inadecuada la construcción de una frase según las normas sintácticas y con términos académicamente correctos. Si se reconoce que "mexicanos" y "mexicanas" son palabras admitidas por la academia, y distintas aunque sólo sea por una letra, resulta bastante turbia la motivación para aprobar la frase "damas y caballeros" a diferencia de "mexicanos y mexicanas". Muy esclarecedor sería averiguar si la frase "nacionales de México, tanto mujeres como hombres" también cuenta con detractores tan enjundiosos.

Un lógico vistazo al diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE) prueba que el término "presidenta" ha sido formalmente aceptado y que el participio activo del verbo ser no es ente, lo cual demuele radicalmente las premisas de la segunda tesis, sobre todo por el academicismo que ostenta; también es referencia útil a este respecto la definición que la RAE asocia al sufijo -nte. La discriminación de género perdura en la denominación de muchas profesiones: aún en los círculos académicos y legales aparecen a menudo algunos términos como médico e ingeniero asociados a personas de sexo femenino.

En vista de la vigorosa oposición, junto con la débil o nula propuesta respecto de frases o términos que tienden al reconocimiento de la digna mitad de la población humana, se puede pensar que más que un esfuerzo por preservar la estructura del lenguaje, está implicada una visión de la existencia que prepondera la antiquísima autoridad patriarcal, aunque sea veladamente.

Comentarios

Francisca ha dicho que…
Hola Héctor, muchas Gracias por tu comentario, pasa por mi blog cuando quieras.

Con respecto a lo que escribiste me identificó bastante, ya que realizando mi trabajo de tesis, surgieron esas problemáticas de si escribir, los hombres; para referirse a ambos sexos o el hombre y la mujer. Según mi profesora hoy se utiliza ambos géneros, pero soy de la generación que crecí con "Los niños" en general. y a uno medio lo acostumbraron en la escuela a eso pero veo que hoy se utiliza niños y niñas, hecho que es muy válido, y pues bien se ha tenido que ir amoldando el machismo instaurado en el lenguaje, ya que presidenta no se concebía como una realidad posible, como casi todos los conceptos asociados a ocupaciones, ya que la mujer no solo se pensaba como la madre, la esposa. Pero la historia cambió y creo que la imagen de Bachellet impulso de cierta manera a terminar con la creencia de que una mujer presidenta en Latinoamérica era un imposible y hoy lo vemos con Cristina Fernández en Argentina, ambos ejemplos que se me vienen más rápido a la mente. Saludos
Ateo, poco loco, poeta ha dicho que…
Igualmente, eres bienvenida. Habrás notado que procuro mi blog mucho menos que tú el tuyo.
Pero, a pesar de las módicas entradas que hay aquí, la invitación es cordial.

Y me alegra la coincidencia que hemos tenido.
Mab ha dicho que…
Hector me he dado una vuelta por tu blog. Muy interesante, he querido comentar en esta entrada en la que nos reivindicas (aunque sea gramaticalmente) Y si Hector, el lenguaje es poder y como comenta Francisca, a nosotras nos aleccionan con eso de que no se dice presidenta, sino presidente y ya tú ves los resultados en el mundo. Nos toca estar más atentas, en la gramática y en la vida, educar a nuestros hijos para que sean reivindicadores como tú y desmentir al inteligentísimo, pero misógino Schopenhauer, pues si bien algunas tenemos los cabellos largos, ninguna tiene las ideas cortas.
Cordiales saludos para tí, desde Guayaquil, Ecuador
Ateo, poco loco, poeta ha dicho que…
Mab, qué te cuento: resulta que cuando escuché aquella cita de Schopenhauer (en una obra de teatro, junto a un puñado de otras citas misóginas) me indigné pero después quedó olvidada. No puedo recordar ahora las demás citas, pero estoy pensando dedicar un poco de tiempo a buscar algunas semejantes (pienso que vale la pena tomarlas en cuenta, no como motivo de linchamiento, sino como diagnóstico).

Muchas gracias por tu comentario

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